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Ranking 2014: Los quince mejores álbumes

Se fue el 2014 y, según he visto, muchos creen que ha sido un gran año para la música. No lo sé, quizá tengan razón. Particularmente,  para la música que he venido escuchando en los últimos meses, sí, ha sido un buen año, pero sin llegar a ser un gran año. Basándome en todo lo que he escuchado, creo que faltó algo fundamental: no se publicaron álbumes que hayan significado un desafío artístico para algún género musical (como lo hizo, por ejemplo, un Shaking the Habitual en 2013), y mucho menos para la música contemporánea en general (como lo hiciera un Kid A en 2000). Lo que sí hubo, indiscutiblemente, fueron grandes producciones, trabajos de notable calidad, de inmensa creatividad en diversos aspectos: nivel de composición, sonido, letras, propuestas temáticas, estructuras, mezclas entre géneros y demás. En este blog he reseñado pocos álbumes de 2014, de los cuales, solo un par entrarán en la lista que he preparado. Pero antes quisiera explicar algunos asuntos que considero importantes.

La siguiente lista es sobre los quince mejores álbumes que escuché y que fueron publicados en el transcurso del año, cosa distinta a que sean los mejores del año. Como es evidente, afirmar que sean los mejores, implicaría que haya escuchado todos los álbumes publicados en 2014, algo imposible. Otro punto importante es diferenciar entre lo mejor y lo que a uno le gusta más. Y el ranking que verán a continuación, a diferencia del anterior (que era sobre las canciones que más me habían gustado), es sobre los mejores álbumes, no los que me gustaron más. Creo que el amor es el ejemplo más claro de que esos dos aspectos no necesariamente van de la mano. En cuanto a la apreciación artística, aunque ambos procesos son subjetivos, encontrar lo que a uno le gusta no siempre es lo mismo que encontrar lo mejor logrado, es decir, lo que resalta en cuanto a nivel de composición y todos esos indicadores que mencioné anteriormente (tener en cuenta: estos indicadores varían de acuerdo al individuo). A quién no le ha pasado, por ejemplo, que calificó de basura o de estafa pseudoartística cierto tipo de música que, años atrás, en su adolescencia temprana, disfrutó hasta el hartazgo.

Sucede que mientras más propuestas musicales conocemos, más fácil nos será construir una propia serie de principios desde la que se puedan juzgar otras propuestas. Muchas veces, este proceso se puede reforzar gracias a la adquisición de conocimientos sobre teoría musical o a la lectura de crítica musical. Pero lo que siempre estará, sin duda, son las sensaciones que puedan generar, en cada uno y de manera irrepetible, las canciones o álbumes que escuchemos. Y creo que, a pesar de esto, cuando se hace crítica musical uno debe procurar ser lo más objetivo posible, considerando, no obstante, que en un primer momento toda apreciación nazca desde ahí, desde lo sensible (solo en un primer momento, pues se sabe que, en muchos casos, es necesario que una producción sea escuchada más de una vez para asimilar todo lo puede ofrecer), lo puramente emotivo y alejado de la razón. Lo ideal, creo, es intentar que ambos elementos se complementen, y poder justificar de un modo informado y consistente el hecho de considerar una producción musical como buena o bien hecha, para no quedarse en el simplísimo y superficial me gusta porque sí. Tal tarea es la que he pretendido y seguiré pretendiendo lograr en este blog, pues si no lo hiciera así, sentiría que estoy ocasionándole aún más daño al arte contemporáneo, el cual, gracias a tanto oportunista apoyado en ideas relativistas —nada es mejor que nada, todo es totalmente subjetivo—, ya está herido de muerte.

En fin, tengo mucho más por decir acerca de esos temas, pero no quiero hacer más aburrida la introducción al top 15 del año que se acaba de terminar, de modo que aquí están mis quince mejores álbumes de 2014, de entre los —aproximadamente— más de cuarenta que debo haber escuchado en total.


15. Thee Silver Mt. Zion Memorial Orchestra - Fuck Off Get Free We Pour Light On Everything
Género: Post-Rock / Rock experimental
Sello: Constellation
Se puede resumir así: este álbum es el resultado de ponerle un vocalista a Godspeed You! Black Emperor. Con seis canciones (tres de ellas sobrepasan los diez minutos) y una propuesta variada en cuanto a estructuras de composición, los canadienses de Mt. Silver Zion Memorial Orchestra siguen la línea del post-rock repleto de efectos de guitarras, cambios de ritmo marcados por una diversidad de percusiones (un gran punto a favor) y letras que resaltan el sentido de grupo (casi no se escucha la primera persona singular I, y más bien es frecuente el We, como se ve incluso en el título del álbum). Hay, también, cierto pesimismo en las letras. Cosas como "The world is awful cruel / The wreck'd and worn get blue" o "The sky goes cold while we get old / Those selfish pricks won't ever know" se escuchan en Take Away These Early Grave Blues, la tercera canción del álbum. Por otro lado, la ya conocida instrumentación orquestral de Efrim Menuk y compañía, se ve ahora complementada con una voz principal que, en muchos momentos, hace recordar a un joven Win Butler, conocido vocalista de Arcade Fire. Pero lo mejor de este álbum, sin duda, pasa por la ambiciosa instrumentación, que agrega al caos del Noise-rock la sutileza de violines y teclados destelleantes. Buen álbum, sin llegar a ser algo increíble, por supuesto.



14. Spoon - They Want My Soul
Género: Indie Rock
Sello: Loma Vista

Sin duda, una de las mejores exposiciones de indie rock que dejó el año pasado. Estuvo en los primeros puestos de muchas listas y, honestamente, creo que lo tuvo bien merecido. La experiencia de Spoon, banda norteamericana formada a inicios de los noventa, ha quedado sintetizada con precisión en los casi cuarenta minutos que dura este álbum. Aquí parece estar todo calculado a la perfección: composiciones de cuatro o tres minutos, guitarras eléctricas tocando arpegios agradables, letras personales e irónicas, canciones pegajosas y fáciles de seguir (como Do You o Knock Knock Knock) y un baterista que aumenta la intensidad a su gusto. Hasta ahí, todo muy normal. Entonces, ¿qué hace tan genial a este álbum? Pues yo creo que lo bien producido que está, el énfasis en los detalles que muestra y la propuesta ingeniosa de indie con ciertos matices de otros géneros, como el piano rock, por ejemplo, que se deja escuchar en I Just Don't Understand. Con una portada que podría resultar un tanto engañosa (sin conocer el nombre de la banda, diría que se trata de un álbum de música experimental), They Want My Soul se posiciona como una producción imperdible para cualquier seguidor del rock contemporáneo en inglés, y, en realidad, para cualquiera que se interese en darle placer a sus oídos por un buen rato.




13. Angel Olsen - Burn Your Fire For No Witness
Género: Indie Folk
Sello: Jagjaguwar
La primera aparición femenina de la lista se trata de una norteamericana que se ha ganado la atención de todos. Con una voz que parece adaptarse bien a todo, Angel Olsen ha consolidado su estilo vintage de folk-rock con este segundo LP. Burn Your Fire For No Witness es la confirmación del talento no solo para interpretar, sino también para componer que tiene la artista. Fuerza y sutileza, guitarras acústicas y otras eléctricas, composiciones de dos minutos y otras de siete, canciones con sólidas percusiones y otras de pura creación melódica: en suma, mucha variedad. La gran ventaja comparativa de Olsen, sin embargo, es la amplia capacidad de su voz para lograr registros diversos. Ello, sumado a la acertada musicalización y a la aparente producción en lo-fi (o música de garaje, para ponerlo en términos sencillos), deviene en un conjunto de once canciones realmente disfrutables. Por lo demás, las letras se desarrollan generalmente a partir de temas personales, como la soltería ("Are you lonely too?, Hi-five, so am I, all your life stuck in time", canta Olsen en Hi-Five). Asimismo, hay influencias notables en el estilo de Angel Olsen, pero quizá lo que más resalta es esa especie de intento por retomar varios aportes de artistas como Leonard Cohen en la escena del folk. Y aunque quizá en el resultado final haya faltado un poco de intensidad, este álbum es bastante recomendable para quien sea capaz de disfrutar de una voz y una guitarra apoderándose del mundo.



12. Mac Demarco - Salad Days
Género: Jangle Pop
Sello: Captured Tracks
De lo bueno, poco, dicen. Seguramente en eso pensó Mac Demarco al planear su último álbum, bastante corto pero de un despliegue artístico muy grande. Que haya estado en casi todas las listas de top albums del año pasado, no es más que una consecuencia natural de lo que ha logrado el norteamericano. Salad Days empieza con una energía envolvente, gracias a la voz de Demarco, que es lo primero que se escucha al darle play al álbum, como anunciando la importancia que tendrá en cada una de las canciones, exceptuando Jonny's Odyssey, única propuesta instrumental del álbum. Las guitarras jangle, ese rock estilizado hasta el extremo, los coqueteos con el country , los bajos potentes, la fusión entre sintetizadores y guitarras y el agradecimiento final de Demarco son solo algunas razones por las que no podía faltar Salad Days en esta lista. Como dije en otro post, este álbum es un buen masaje para el oído, con una producción bien trabajada y un sonido limpio, que solo por breves instantes deja de agradar. Gran mérito para un joven artista que se hace cada vez más conocido en el ambiente musical norteamericano, y de quien solo queda esperar que siga superando sus creaciones, una tras otra, como ya lo ha hecho.



11. Tune-Yards - Nikki Nack
Género: Experimental Pop
Sello: 4AD
Es sabido que un buen vocalista o una buena vocalista puede lograr que su voz se convierta en un instrumento más, enriqueciendo la instrumentación de la obra, incluso llegando, algunas veces, a opacar el trabajo de los demás instrumentos. Tal es el caso de Tune-Yards y más precisamente de su vocalista, líder y fundadora: Merril Garbus. Esta norteamericana hace ese tipo de música que es difícil de clasificar. Y se puede hacer el intento tildándola de indie, experimental, hipster u otras cosas, pero lo cierto es que percusiones como las que uno encuentra, tanto en este álbum como en el anterior, w h o k i l l (2011), son dignas de muchísima atención. En Nikki Nack, la voz y las percusiones son lo más importante, lo que más resalta, por ello esto no puede ser simplemente pop, y es más bien una especie de pop experimental con unos cuantos elementos R&B y otros electrónicos. Basta darle una escuchada, por ejemplo, al inicio de Real Thing, cuando se genera el contraste de voces y luego la intensidad es manejada al gusto de Garbus, para comprender por qué afirmo que el trabajo vocal es vital en esta producción. Este álbum muestra una lista de composiciones lúdicas, llenas de vida, altamente bailables, como si la música fuera un juego bien producido. Y, claro, también hay sintetizadores y algunos bajos, que, aunque cumplen roles menos fundamentales que la instrumentación mencionada anteriormente, se encargan de darle forma a las estructuras de las canciones en muchos momentos, como sucede en Water Fountain, por ejemplo. 



10. Brian Eno / Karl Hyde - High Life
Género: Art Rock
Sello: Warp
En la música contemporánea, el minimalismo puede implicar básicamente dos cosas: una instrumentación austera (una canción solo con voz y piano, por ejemplo) o una construcción musical hecha a partir de fragmentos muy pequeños de sonidos que se van complementando entre sí (como los samplers en una canción de elecrónica, por ejemplo). Este álbum no solo combina ambas aplicaciones del minimalismo sino también largos años de experiencia. Tanto Karl Hyde como Brian Eno vienen haciendo música desde las últimas décadas del siglo pasado, y han demostrado seguir siendo plenamente capaces de destacarse entre otros artistas más jóvenes y por eso mismo más relacionados a las corrientes musicales de la actualidad. En High Life, se mezclan con cautela géneros como el post-rock, el drone, el funk y a veces también una especie de ambient. Escuchar este álbum de principio a fin es una experiencia realmente formidable, sobre todo por las fases y los contrastes entre fuerza y delicadeza. Para muestra, el paso de un botón a otro: a las guitarras drone y las percusiones casi imperceptibles de Return, le siguen los intensos afro-beats y la potencia funk de DBF. Aunque este álbum pudo dar más, creo que dio lo suficiente como para entrar en esta lista, y sigo insistiendo con lo que dije en el post que escribí sobre él: no comprendo, hasta hoy, por qué cierto sector de la crítica lo desaprobó con tanta ligereza.


9. Flying Lotus - You're Dead!
Género: Experimental Hip-hop
Sello: Warp
No es usual encontrar músicos tan creativos como Flying Lotus. Su constante ánimo de experimentación y de mezcla de géneros han producido resultados interesantísimos, como lo es este álbum. You're Dead! tiene una fuerte influencia de la música jazz del siglo XX, pero sonando al ritmo del siglo XXI. Ese es uno de los enormes retos que propone esta producción: retomar el pasado y hacerlo sonar al futuro, en una buena demostración de que las corrientes musicales contemporáneas tienen mucho para ofrecer. Y es en este punto cuando entra la pregunta: ¿y por qué hip-hop? Pues porque no puede ser casualidad que Kendrick Lamar y Snoop Dogg estén en el mismo álbum. El asunto es algo así como lo que hizo DJ Shadow en 1996: un álbum de música digital, casi sin letras, pero que termina catalogado dentro del género del hip-hop. Así, tanto Endtroducing..... (el referido trabajo de DJ Shadow) como You're Dead! confirman que para hacer hip-hop no son necesarias las letras, aunque muchos puedan pensar lo contrario. En este último álbum, canciones como Turkey Dog Coma o Siren Song muestran el fruto un trabajo exhaustivo en cuanto a composición (tanto digital como instrumental) y de un llamativo cuidado en los detalles, virtudes artísticas difíciles de encontrar por estos días. 



8. St. Vincent - St. Vincent
Género: Indie Pop
Sello: Loma Vista
La revelación del año, leí por ahí, y la verdad es que esto de revelación no tiene nada, pues St. Vincent ya lleva varios años en la escena musical, aunque recién desde hace poco se está haciendo de un lugar importante en ella. Inteligente y de muy buen oído, Annie Clark (o St. Vincent) ha venido colaborando con grandes artistas en los últimos años (Andrew Bird, Matt Berninger, Sufjan Stevens, David Byrne, Michael Gira, entre otros), lo cual le ha servido para consolidar su propuesta pop cargada de instrumentación acústica. A diferencia de otras artistas que han destacado en esta lista, aquí lo más importante no es la voz de Clark, sino la música. Es realmente formidable la fusión de sintetizadores con guitarras eléctricas, baterías y loops digitales. Este es un álbum que se posiciona en ese privilegiado límite entre lo digital y lo acústico, lo cual le da una serie de ventajas con respecto a otros del mismo género. Digital Witness, la quinta canción, es una buena síntesis de lo que propone St. Vincent: explosividad y fusión, sintetizadores, instrumentos de viento, guitarras y mucho más en una sola estrofa. En suma, este álbum es un paso muy grande en la carrera de Clark, de quien, ahora más que nunca, se puede esperar todo.


7. Run The Jewels - Run The Jewels 2
Género: Hip-hop
Sello: Mass Appeal
La verdad es que se me hace difícil escribir sobre hip-hop, pues es un género que vengo escuchando desde hace muy poco (un par de meses o algo más). No es difícil, sin embargo, notar que este álbum tiene algo especial; el reto es identificar qué es. Esta es la clase de hip-hop en donde las letras sí aparecen y van acompañadas de beats repetitivos. Entonces, ¿qué se puede esperar de un álbum como este? Beats ingeniosos y letras interesantes, y Run The Jewels 2 tiene ambas cosas. Agregándoles, además, varias colaboraciones acertadas para el rap que propone este dúo: un rap agresivo, directo, con tempos acelerados y que, en muchos momentos, puede ir más rápido que nuestra atención. Como en su álbum anterior, el dúo estadounidense ha tomado como referencia el hip-hop futurista y lleno de sintetizadores agresivos de El-P, y lo ha fusionado con el ritmo y la fluidez de Killer Mike (vale decir, por si el/la lector(a) lo ignora, que El-P y Killer Mike son quienes forman el dúo llamado Run The Jewels). Existe un minimalismo elogiable en los beats que no puedo dejar de destacar (basta escuchar el coro lleno de vocecillas chillonas en Lie, Cheat, Steal para entender a lo que me refiero), y también una atractiva temática variada en las letras que va desde asuntos políticos hasta historias personales, pasando por referencias sexuales cargadas de explicitud ("She want that dick in her mouth all day, I think I'm in love again", se escucha en Love Again). Álbum imperdible para quien desee adentrarse en el mundo del hip-hop, pues se disfruta sin esfuerzo y es una buena invitación a cuestionar algunos prejuicios que se le han impuesto a dicho género, sobre todo en materia de nivel de composición.



6. The War On Drugs - Lost In The Dream
Género: Indie Rock
Sello: Secretly Canadian
Cerca, muy cerca de convertirse en un clásico moderno del indie rock con motivos psicodélicos, llega The War On Drugs con su aclamadísimo (incluso estuvo en el primer puesto de algunas listas de fin de año) Lost In The Dream. Pero, ¿por qué se quedó cerca y no lo fue? Sucede que a veces el álbum peca de repetitivo, lo que evidencia, quizá, que faltó alguna iniciativa de variedad en el desarrollo del mismo. Pese a ello, este es un álbum que disfruté mucho y lo considero infaltable en esta lista por dos motivos principales: el trabajo de melodías vocales de Adam Granduciel y el increíble énfasis en las guitarras atmosféricas/psicodélicas a lo largo de sus sesenta minutos de duración. Las estructuras de composición también resultan muy interesantes, sobre todo en las canciones más largas del álbum, como Under The Pressure o An Ocean In Between The Waves, con cambios en la intensidad, estrofas sueltas y ausencia de coros. Del mismo modo, la instrumentación es otro punto a resaltar. Quizá en un primer momento no sea muy notorio, pero este álbum no sería nada sin el rol que cumplen los teclados. Aunque las guitarras y las voces son lo más importante, los teclados (sintetizadores en su mayoría) resuenan cada vez que la banda desea agregarle algo de potencia al sonido, como sucede en Red Eyes. En la versión en vivo de dicha canción, se puede ver a The War On Drugs utilizando tres teclados, algo que no hace más que confirmar el trabajo minucioso que han llevado a cabo tanto el compositor (que también es el guitarrista principal y el vocalista) como los intérpretes en la construcción del álbum. Por esas razones, creo, Lost In The Dream fue una de las producciones mejores logradas del año pasado, y estuvo a punto de entrar en el top 5.


5. Caribou - Our Love
Género: Electro House
Sello: Merge
Como verán, fue un año decepcionante para la música electrónica, que a algunos nos apasiona tanto. Pero como siempre hay excepciones, he aquí el sensacional y celebradísimo Our Love. No hubo lista de mejores álbumes del año en que no lo haya visto. Ciertamente, cuando uno escucha el álbum, las razones saltan fácilmente a la vista. Resulta que Caribou (que no es ningún neófito en el asunto, pues lleva ya unos quince años haciendo música) ha logrado un resultado altamente sofisticado, con un sonido limpio que siempre está lejos de aturdir o aburrir. Esta es una producción ideal para quien piense que la música electrónica no es más que un montón de beats sin sentido, golpes continuos y sintetizadores melódicos. Al estilo de otros ingeniosos artistas del género como Four Tet, Caribou juega constantemente con samplers y voces, generando construcciones digitales pensadas con la habilidad del músico calculador, como lo demuestra la duración de las canciones (todas entre los dos y los seis minutos). El bocadillo adicional lo ponen la misma voz de Dan Snith en las tres primeras canciones y la colaboración de la canadiense Jessy Lanza en Second Chance. No obstante, todo ello queda opacado cuando se luce la creatividad del compositor, en canciones como Mars o Julia Brightly. Sin duda, Snith ha dejado claro que maneja los tempos vertiginosos tan bien como los lentos y que tiene el talento necesario para crear melodías con un gran nivel de producción y trabajo de composición. A quienes nos gusta la música electrónica, no nos queda más que agradecerle y esperar más setlists tan buenos como este para el futuro.



4. FKA Twigs - LP1
Género: Art Pop
Sello: Young Turks
Según dicen, existen dos tipos de música: la música popular y la música de élites. La música popular puede ser todo lo que se ha presentado en esta lista o lo que nos recomienda Youtube en su sección de videos más vistos de la categoría música, o el álbum ganador de algún Grammy. Por otro lado, la música de élites es básicamente lo que se llama música clásica, ya sea con instrumentación orquestral o en menor medida, es decir, desde una sinfonía de Tchaikovsky hasta un nocturno de Chopin. Sin embargo, entre la música popular hay algunas corrientes más populares que otras. En tiempos actuales, el pop es uno de los géneros más aceptados por las mayorías, a tal punto que pueden nacer estrellas pop en continentes y culturas tan distantes como la americana y la coreana (el/la lector(a) tiene la libertad de imaginar a quiénes me refiero), e incluso llegar a tener un nivel de fama similar. Por ello, considero un gran mérito hacer pop en pleno siglo XXI y no quedarse en la superficialidad de la fórmula repetida y el sonido pegajoso. Eso, precisamente eso es lo que ha logrado FKA Twigs con su LP1. Esto es hacer pop para no ser popular, y, aunque no ha llegado a un público muy numeroso, este álbum ha sido justamente aclamado en varios medios de crítica musical. Habrá que dejar los elogios y explicar. Sucede que Tahliah Debrett ha creado una inmensidad de detalles que nos acompañan durante todo el álbum. Fragmentos de sonidos que, escondidos tras la voz y las percusiones principales, van llenando los vacíos que muchas veces se pueden dejar cuando solo se busca sonar bonito. Esto, sumado a la versátil, flexible, imponente voz de Debrett, ha creado un álbum realmente fascinante. Es curioso, y muy revelador, ver el video de Two Weeks, la canción más famosa del álbum, y encontrar un comentario con muchos likes que dice algo así como "bueno, creo que esta es la única canción del álbum que se puede escuchar, lo demás lo encuentro imposible de escuchar".  No creo que haya mucho más que agregar.



3. Sun Kil Moon - Benji
Género: Folk
Sello: Caldo Verde Records
La guitarra es quizá el instrumento musical más popular y accesible que existe. Son pocos, no obstante, los que llegar a dominar dicho instrumento de manera admirable. Y son aún menos quienes lo dominan y usan su habilidad para crear música ingeniosa. Es en este último pequeño grupo donde se encuentra Mark Kozelek, compositor, vocalista y guitarrista principal de Sun Kil Moon. Este álbum recibió elogios por todos lados, y sinceramente, bastante merecidos, pues es una prueba de todo lo que se puede lograr con una buena dosis de ambición artística. Esperando no perder mi intento de ser objetivo, debo decir que Benji está cargado de una emotividad ineludible, generada por la compenetración de la guitarra y la voz de Kozelek, que, en muchos momentos, parecen ser un solo instrumento. Y cuando estas cosas suceden, no se hace necesario una instrumentación muy abundante. Pese a lo austera que resulta (guitarras, uno que otro teclado, percusiones muy suaves y algún bajo), la instrumentación de esta producción ha sido suficiente para conseguir un conjunto de canciones con alto nivel de composición, sobre todo en lo referido a las estructuras. Por otra parte, algo que no se puede dejar de mencionar, es el trabajo lírico de este álbum, tan personal como ambicioso. Aquí cada canción cuenta una historia y si no la cuenta, confiesa algo en específico del sentir de Kozelek. Basta con ver los títulos de las canciones (I Can't Live Without My Mother's Love, I Love My Dad, I Watched The Film The Song Remains the Same son títulos de algunas canciones) para darse una idea. Un álbum realmente asombroso, con un Mark Kozelek luciendo los tonos bajos de su voz y su habilidad insólita con ese instrumento tan poco insólito que es la guitarra.



2. Ariel Pink - Pom Pom
Género: Noise Pop
Sello: 4AD
Cuando escuché este álbum por primera vez, a inicios de diciembre, no pude hacer más que rendirme ante el derroche de creatividad del que estaba siendo testigo. Ni bien terminaba una canción, la incertidumbre me envolvía, pues Pom Pom es una de esas producciones impredecibles, en las que puede suceder cualquier cosa, lo cual genera un efecto totalmente contrario al aburrimiento. Al parecer, Ariel Pink se ha empeñado en sorprendernos, a través de un excentricismo que a veces puede viajar más rápido que nuestra concentración. En este álbum todo es excéntrico: la instrumentación, los efectos digitales, las voces, los motivos retro, los cambios de ritmo, las letras. Es difícil, sin embargo, conseguir que lo excéntrico pueda resultar bello, y ese es justamente el mérito que hace a Pom Pom uno de los mejores álbumes del año pasado. Una de las primeras preguntas que me hice cuando terminó la hora y algo más que dura este álbum, fue: ¿y qué género es este? Pues, bien, he decidido arriesgarme y decir que se trata de un pop psicodélico, bullicioso, que por momentos se acerca peligrosamente al silly pop y que, con un desenfado único, se mezcla con el rock y el lo-fi. Escuchar White Freckles y luego Put Your Number In My Phone es una buena manera de sintetizar esta producción: el desorden y luego la melodía agradable, la ausencia de estructuras de composición y luego la repetición de un coro. Todo se complementa y se mezcla sin cuidado para devenir en el último álbum de Ariel Pink, el cual no solo debe ser escuchado sino también re-escuchado y re-re-escuchado, pues tiene tanto para ofrecer que escucharlo una sola vez sería un grave error.


1. Swans - To Be Kind
Género: Experimental Rock
Sello: Young God

Siguiendo el camino de The Seer, los muchachos de Swans volvieron a tomar protagonismo el año pasado con un álbum digno de ser usado como soundtrack de apocalipsis zombie. Si la locura se puede convertir en música, las dos horas que dura To Be Kind deben ser lo más parecido a ello. No he encontrado muchas listas que hayan valorado este álbum como creo que merece, lo que me motivó aún más a coronarlo como el mejor del año pasado. Una vez más Michael Gira nos hipnotiza con su perversa creatividad, repleta de guitarras despiadadas (Oxygen), risas burlescas (Just A Little Boy), melodías decadentes (A Little God In My Hands), estructuras arriesgadas y fuera de toda predictibilidad (Bring The Sun / Toussaint L'Ouverture) y repeticiones estruendosas (Screen Shot). Si hay algo que valoro muchísimo en un álbum, es que te dé más de lo que esperas, y, sin ninguna duda, To Be Kind lo logró, pues se trata de un álbum monumental, enorme, a tal punto que, de vez en cuando, puede ir más lejos que nuestra comprensión. La verdad es que es difícil estar preparado para escuchar este tipo de música por primera vez, no solo por lo rara que puede resultar, sino por lo magistral de la misma, por lo bien interpretada que está, por la energía y la fuerza que emite, por la orquestración ambiciosa, y por todo lo que puede hacer sentir en tan poco tiempo. Yo ya hice lo mío, el resto es tarea de quien lea esto. Darle una oportunidad a este álbum no es un deber, pero háganse esta pregunta: ¿por qué no? Solo se necesita tiempo, unos buenos audífonos o parlantes y, lo más importante, una mente dispuesta a despegar y alejarse de todo lo que conocía hasta ahora. Nada del otro mundo, ¿verdad?
Ranking 2014: Los quince mejores álbumes
Aspirante a periodista cultural y crítico musical wannabe. Lleva un tiempo intentando hacerse famoso en internet y hasta ahora nada.

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