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Fever Ray - Plunge








Puntaje: 14/20
Año: 2017
Sello: Rabid


Intentar describir la música de Fever Ray es siempre un reto complicado. Desde que conocí a The Knife, hace ya algunos años, he procurado recomendar su obra a cuanta gente he podido, y sin embargo, siempre me cuesta explicar por qué me parece un grupo bueno, innovador, increíble o alguno de esos adjetivos que suele utilizarse para definir al dúo. La verdad es que la incursión de los hermanos Dreijer en la escena electropop europea era algo necesario. Desde sus Deep Cuts (2003) ya se podía notar que estaban dispuestos a todo para lograr algo único y diferente, a pesar de que en ese entonces aún sonaban como un grupo de pop con un par de traviesos sintetizadores y poco más. Pero si digo que necesitábamos a The Knife es, sobre todo, por Shaking The Habitual (2013), un álbum que apareció para plantear, a mi parecer, un desafío exquisito a la música popular de occidente, mezclando composiciones oscuras y multiformes con una profundidad poética, cargada de ira, en los versos entonados por Karin Dreijer. Esa misma Karin, aquella que en 2009 se convirió en Fever Ray para lanzar su primer proyecto en solitario, ha vuelto para confirmar que su rebeldía sigue con vida y todavía suena a música ecléctica y descabellada.

Y es ahora cuando el reto empieza a hacerse menos difícil. Ya hemos encontrado una buena palabra para definir la música de Fever Ray: rebelde. Y es que toda rebeldía empieza por una agresividad que hace frente al orden establecido, y durante varios momentos de Plunge podemos encontrar la versión más agresiva de Fever Ray. "Wanna Sip", por ejemplo, empieza en forma de una consistente pieza de electrónica para convertirse, tras el paso de un par de minutos, en una serie de explosiones de máquinas de drums y chillidos digitales. Todo ello acompañado, por supuesto, de una Karin Dreijer cantando del modo más áspero y penetrante que pueda imaginarse. Una energía similar se desprende de "Falling", un tema denso y estridente que recurre a la misma combinación de elementos que "Wanna Sip", aunque esta vez de un modo más oscuro y menos frenético. Pese a los matices, ambos temas dejan claras las intenciones de Fever Ray, ya no tanto en su rol de cantante, sino más bien como compositora, pues esta es una electrónica pesada y experimental, esa a la que The Knife ya nos tiene acostumbrados.


La rebeldía se extiende y trasciende la música. Hay también, e innegablemente, una motivación trasgresora en buena parte de los versos que componen Plunge. Hacia la mitad del álbum, en "IDK About You", la sueca ya nos regala una serie de mensajes cargados de sexualidad. Casi toda la canción es acompañada de un sample parecido a un gemido femenino, mientras se escuchan versos como "Let's find out what you are about / What's hidden in there / What you've got for me there". La narrativa de "To the Moon and Back" sigue el mismo camino, pero esta vez de forma más explícita y directa. Luego de regalarnos un beat con un exquisito trabajo de percusión, Dreijer aprovecha la última estrofa del tema para detallarnos algo que no es otra cosa que un listado de fantasías sexuales: "First I take you, then you take me / Breathe some life into a fantasy / Your lips, warm and fuzzy / I want to run my fingers up your pussy". Los embates de trasgresión, sin embargo, alcanzan su climax en "This Country", en donde Fever Ray aprovecha una especie de interludio para reclamar "Free abortions and clean water / Destroy nuclear / Destroy boring".

Pese a todo, y aunque más provocadora que nunca, esta no parece ser la mejor versión de Fever Ray. Si bien ha aumentado un par de niveles su agresividad, ha disminuido su capacidad para crear piezas compactas, creativas y llenas de sentido, algo que sobró en su primer álbum. En Plunge no hay, por ejemplo, algo comparable a "Keep the Streets Empty For Me", uno de los mejores temas del debut de la sueca. Puede que el estilo se mantenga (la interpretación, los eclécticos beats de electrónica), pero se ha perdido de algún modo esa combinación de simpleza y oscuridad en sus temas. Quizá solo "Red Trails", uno de los tracks más memorables de Plunge (con hermosos arreglos de violín que acompañan de principio a fin), resuma a la perfección aquello que mejor sabe hacer Karin Dreijer: construir composiciones profundas, llenas de misticismo y de un trabajo de producción que las hace únicas, como si solo ella pudiera hacer algo de esa naturaleza.

Para decirlo sin rodeos, la música de Fever Ray ha sacrificado su profundidad para ganar energía. Pero esto no la convierte, en ningún caso, en algo que no valga la pena escuchar. Por el contrario, su estilo se mantiene casi intacto, algo difícil de lograr tras ocho años sin lanzar discos en solitario, y ahora su música es frenética y directa, interpretada con la violencia de quien ha callado mucho durante mucho tiempo y por fin encontró una manera de expresarse. Es como si Karin encontrara una nueva forma de liberación con cada una de sus producciones, ya sea por su cuenta o en The Knife. En este caso, al menos, queda claro que Plunge es una liberación más catártica, menos pensada; un constante desfogue de emociones que, por suerte, nunca traiciona los dos pilares de su música: rebeldía y libertad.
Fever Ray - Plunge
Aspirante a periodista cultural y crítico musical wannabe. Lleva un tiempo intentando hacerse famoso en internet y hasta ahora nada.

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