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Coldplay - Ghost Stories


Puntaje: 8/20
Género(s): Pop Rock / Ambient Pop
Año: 2014
Sello: Parlophone





Coldplay es una de las bandas británicas más populares de la actualidad. Su presencia en la escena musical del siglo XXI ha tenido una importancia innegable. Con poco más de quince años de historia, Coldplay es una de esas bandas polarizadoras por excelencia: admirada por las masas y odiada por minorías enfocadas en música subterránea o independiente. Un aspecto fundamental de esta banda es la efectiva capacidad que ha mostrado siempre en el arte de hacer música pegajosa, de la que es fácil prendarse y querer escuchar toda la vida. Esto le ha valido vender miles de millones de discos en todo el mundo, desde su melancólico Parachutes (2000) hasta su sufridísimo Ghost Stories. Este éxito, sin embargo, no habría sido posible sin que la música de Coldplay haya venido sufriendo diversos cambios. Los tres primeros álbumes de la banda, por ejemplo, tenían como instrumento principal al piano, propiedad absoluta de Chris Martin, el showman del grupo. Pero, en los últimos tres álbumes, la banda se ha ido alejando de los teclados acústicos para reemplazarlos por sintetizadores y sonidos electrónicos. Cambios de ese tipo le han costado a Coldplay el rechazo de muchos fans y seguidores, a tal punto que se ha llegado a hablar, como es usual cuando una banda hace estas cosas, de un antiguo Coldplay y un nuevo Coldplay, como si los integrantes no fueran los mismos o como si hubieran pasado treinta años desde la publicación de sus primeros álbumes.

Siempre he creído que a los artistas les viene bien tomar nuevos rumbos, atreverse a innovar y no quedarse en fórmulas conocidas. De modo que no me opongo al cambio. Más bien, lo aliento y apoyo, en la medida, claro está, que sea motivo de superación. Algo así como lo que pasó con Viva La Vida (2008), cuarto álbum de Coldplay. Sinceramente, creo que ese álbum fue un gran paso en la evolución musical de la banda, que con X&Y (2005) y A Rush of Blood to the Head (2002) parecía haber hecho el mismo álbum dos veces. Ya en las canciones de Viva La Vida, de la mano de Brian Eno, Coldplay mostraba un cierto impulso hacia lo novedoso, una debilidad por probar nuevos sonidos que, creo, les valió producir su mejor álbum hasta la fecha. Luego, con Mylo Xyloto (2011), el asunto cambió aún más, debido al estilo electropop que mostraban algunas canciones del álbum. El primer single de Mylo Xyloto, Every Teardrop Is A Waterfall, anunciaba un coloridísimo y renovado Coldplay, que ya se había rendido ante los encantos del synthpop y las estructuras repetitivas y llenas de energía. Sin llegar a gustarme, creo que Mylo Xyloto fue la confirmación de Coldplay como banda perfilada a un público masivo, dispuesta a tomar elementos de todo lo que estaba de moda en ese entonces y a mezclarlo a su propio estilo, y creo que no fue un gran álbum, aunque sin llegar a ser muy malo. Tres años más tarde, lamentablemente, no puedo decir lo mismo de Ghost Stories.

Es imposible hablar de Ghost Stories sin mencionar al gran protagonista de la historia: Chris Martin. No es casualidad que él y su esposa (la actriz y cantante Gwyneth Paltrow) hayan decidido separarse y que, tres meses después, la banda de Chris saque a la venta un álbum que tiene como portada unas alas que también podrían ser entendidas como un corazón roto. Tampoco es casualidad que, luego de un coro angelical cantando cosas ininteligibles, lo primero que se escuche en el álbum sean versos como “I think of you / I haven’t slept / I think I do / But I don’t forget”. Queda claro: Ghost Stories es el álbum más personal de Chris Martin. Porque, vamos, este es un álbum más de Chris Martin que de Coldplay. Casi no se hace notar lo que podrían ser capaces de hacer, por ejemplo, un Jonny Buckland con la guitarra o un Guy Berryman con el bajo. Si hace diez años Chris Martin cantaba “And I will try to fix you”, parece que ahora, más bien, quien necesita ser reparado emocionalmente es él, y no encontró mejor manera de hacerlo que componiendo unas cuantas canciones llenas de recuerdos e imágenes fantasmales del pasado (como lo anuncia el mismo título del álbum).

A finales de febrero, Coldplay publicaba una nueva canción en su cuenta oficial de Youtube. La canción se llamaba “Midnight”, y presentaba a una banda totalmente distinta a la que unos años antes había lanzado, desde esa misma cuenta, los singles de Mylo Xyloto. Esta canción, llena de sonidos atmosféricos y electrónicos, fue el producto de un trabajo en conjunto con el músico inglés Jon Hopkins, quien en 2013 había publicado su álbum Immunity consiguiendo la aprobación de la crítica. Sin que nadie lo supiera en un primer momento, “Midnight” terminó siendo la quinta canción de Ghost Stories, y parece no tener nada que ver con las demás canciones del álbum. La canción está compuesta por una sucesión de sonidos enigmáticos y una distorsión en la voz de Martin, que canta “In the darkness / Before the dawn / Leave a light / A light on”. Lo más disfrutable de esta canción es la parte final, en donde lo electro se hace más notorio que nunca. Muchos, luego de escucharla, comenzaron a comparar el nuevo estilo de Coldplay con el de otros artistas como Sigur Rós o Bon Iver. Pero más allá de las influencias, no podía dejar de destacar esta canción porque creo que es el mejor momento de Ghost Stories, quizá la única fase del álbum en que la intensidad aumenta. El resto del repertorio, sinceramente, lo encontré aburrido.

La primera canción, “Always In My Head”, parece un homenaje a la monotonía, que ni siquiera Chris Martin y sus falsettos pudieron salvar de algún modo. Algo parecido ocurre con “Ink”, la canción en donde las letras comienzan a mostrar sus altas dosis de superficialidad y poca contundencia: se escuchan versos como “Got a tattoo and the pain’s alright / Just want a way of keeping you inside”. La música no es el único obstáculo que impide a Ghost Stories llegar a ser el álbum desgarrador, producto de un rompimiento amoroso, que parece pretender ser en ciertos momentos. En realidad, la dificultad más grande para lograr dicho objetivo son las letras, que parecen, casi siempre, escritas por un adolescente de catorce años que acaba de romper con su pareja. Tell me you love me / If you don’t then lie / Oh, lie to me”, lamenta Chris Martin en “True Love”. En “Oceans”, del mismo modo, podemos escuchar: “Wait for your call love / The call never came / Ready to fall up / Ready to claim”. Y aunque yo siempre he creído que para hacer música bien lograda no necesariamente hay que escribir poesía (o incluso ni siquiera escribir letras), me parece que, considerando lo que Coldplay ha querido hacer en esta ocasión, las letras significan un gran problema para Ghost Stories, sobre todo en los momentos melancólicos del álbum.

Sin embargo, el álbum también tiene momentos en los que el ritmo se aleja de la tristeza y se convierte en una serie de melodías marcadas por beats electro y hasta algo bailables. Esto generó dos resultados realmente interesantes, pero sabemos que lo interesante no siempre es positivo. Lo interesante positivo: “Magic”, segunda canción del álbum, que se compone de un envolvente beat, una tímida guitarra y la voz de Martin cantando románticos versos (en una de las pocas canciones del álbum en donde no se menciona la palabra love). La mejor parte es cuando entra esa guitarra acústica, casi al final de la canción, produciendo una explosión de sonido que no se volvió a dar durante el curso de las siguientes canciones. Lo interesante negativo: “A Sky Full Of Stars”, quizá la peor canción que ha hecho Coldplay hasta hoy. Iniciada con un teclado que parece anunciar el cover de algún hit de Rihanna, esta canción sintetiza todo los errores que pudieron cometer Chris Martin y compañía en Ghost Stories: repeticiones que aburren y no trascienden, letras insoportablemente melosas, poca ambición en la composición, estructuras por demás tradicionales (conocidas hasta el hartazgo: estrofa pre-coro – coro bailable – música electrónica estilo Avicii/Katy Perry/Miley Cyrus/Skrillex/etc. – algunos acompañamientos que no suman absolutamente nada – fin de la canción) y una utilización demasiado básica de los elementos techno o synthpop. Aunque podríamos echarle la culpa al coproductor de la canción, Avicii, da lo mismo: este es el momento más indefendible del álbum, en donde Coldplay suena más que nunca a una banda más preocupada por estar de moda que por otra cosa.

Sin duda, si hablamos de popularidad, Coldplay está en su mejor momento. Y al mismo tiempo, como ha pasado tantas veces con otras bandas, está quizá en su peor momento en cuanto a creatividad e innovación musical. Chris Martin creyó que podía usar el nuevo álbum como diario personal, llenándolo de emociones íntimas y mensajes nostálgicos, pero se olvidó de que eso no es suficiente (aunque tal vez sí lo sea para quienes andan más preocupados por la vida de los artistas que por su producción), se olvidó de hacer que el álbum suene a dolor cuando correspondía, se olvidó de que la música electrónica podía ser mucho más que estribillos y arpegios repetitivos. Y aunque nunca se sabrá si se olvidó de todo ello por accidente o a propósito (yo apostaría por lo segundo), lo que ha quedado claro es que, cuando Martin no está inspirado o no tiene a quién cantarle, Coldplay está más lejos de su mejor versión, convirtiéndose en una banda frívola, más preocupada, al parecer, por seguir sumando fans a sus listas de redes sociales que por producir música memorable. Si algún álbum de Coldplay pasará a la historia, definitivamente no será Ghost Stories.

Mis Favoritas:
2) Magic
5) Midnight

Clic para escuchar:
https://www.youtube.com/watch?v=1PvBc2TOpE4
Coldplay - Ghost Stories
Aspirante a periodista cultural y crítico musical wannabe. Lleva un tiempo intentando hacerse famoso en internet y hasta ahora nada.

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