Año: 2014
Brian Eno es uno de los
productores musicales más influyentes de las últimas décadas. Activo desde
mediados de los setentas, es conocido por sus ambiciosos trabajos en solitario,
sus colaboraciones como productor, y sus reveladoras experimentaciones en el
campo del Ambient. Ha producido interesantísimos trabajos al lado de artistas
como David Bowie, Talking Heads, U2, Coldplay y otros de
gran reconocimiento mundial. Pero quizá lo más resaltante de este músico
británico sea su constancia, sus efectivos esfuerzos por mantenerse vigente en
la escena musical alternativa. Hace poco cumplió sesenta y seis años, y,
ciertamente, sus propuestas siguen teniendo una frescura difícil de conseguir
cuando se tiene una larga y consolidada carrera, como es su caso. Este año, sus
esfuerzos se vieron potenciados por la compañía de Karl Hyde, conocido vocalista de la banda galesa Underworld. Eno y Hyde publicaron
dos álbumes entre mayo y junio, logrando un contraste llamativo, pues, al menos
a mí, el primero me dejó mucho que desear, y el segundo me resultó bastante
disfrutable.
Decidí hacer una review del
que me gustó, pues se acerca la Navidad y el optimismo es inevitable. El primer
álbum de Eno y Hyde se llamó Someday World, y, como he dicho, fue publicado en
mayo. Consistía en nueve canciones de duración tradicional (entre cuatro y
cinco minutos cada una) y su sonido transcurría sin dejar mucho, con excepción
de muy pocas canciones, como “Daddy’s Car”,
que tiene un muy buen inicio. Por lo demás, no hay mucho que decir sobre aquel
álbum. Lo que queda es sospechar que, al parecer, los británicos se guardaban
lo mejor para el segundo álbum: High Life. En High Life, las mezclas entre
Afro-Beat y Post-Punk funcionan bastante bien en muchos momentos, así como las
propuestas Drone, que Eno maneja con
destreza. Este álbum solo tiene seis canciones, pero todas ellas suman una
duración de más de cuarenta y tres minutos, es decir, lo que dura un álbum
convencional. Casi todas, vale decir, me parecieron muy bien logradas, aunque
en ciertos puntos la intensidad decae un poco.
Cierto sector de la crítica ha sido muy duro con este álbum (como pasó
con Someday World), y la verdad es que, escuchándolo una y otra vez, no logro
entender por qué. El inicio, por ejemplo, me deslumbró. “Return”, la composición más Drone del álbum, es una melódica
construcción de nueve minutos, con una guitarra hipnótica tocando dos acordes
sin parar, y sonidos que, progresivamente, se van complementando para hacer de
lo simple algo hermoso. Esta canción es la primera del álbum, y me hizo
recordar, de algún modo, a trabajos que Eno hiciera con Coldplay hace algunos años. Y eso no es todo. La segunda canción, mi favorita del álbum, es
pura fuerza instrumental. “DBF”,
cual sea su significado, es lo más Funk-Punk-AfroBeat del álbum. Efectos de
guitarras, percusiones agresivas y un minimalismo admirable son algunos de los
aspectos que dan vida a “DBF”, que,
por cierto, me hizo recordar, como no podía ser de otra manera, al extraordinario Remain In Light de Talking Heads,
álbum que, vaya casualidad, fue producido por Brian Eno. En resumen, podría decir que los quince primeros minutos
de High Life son realmente placenteros.
El resto del álbum es un viaje lleno de altibajos, pero con más altos
que bajos, claro está. La canción que menos me capturó fue “Life To Waste It”, con un tempo lento y voces distorsionadas, y en
donde las repeticiones se hacen aburridas. Aquí, el juego con la paciencia del
escucha que proponen Hyde y Eno, no funciona, pues la canción
parece ser más larga de lo que debería (dura ocho minutos y a los seis ya
quería que termine), y llega un punto en que no se entiende por qué siguen
repitiéndose los mismos sonidos por tanto tiempo. Algo opuesto pasa con “Lilac”, la cuarta canción, en donde
vuelve el elemento Drone (son solo dos acordes en toda la canción) y hay un muy
bien trabajado minimalismo. En “Lilac”,
además, destaca la armonía entre las voces de los artistas, algo que no se había
mostrado en las canciones anteriores. Otro punto a favor de High Life.
Por su lado, “Moulded Life”,
la penúltima del álbum, presenta una propuesta parecida a “DBF”, pues es pura intensidad y explosión de guitarras de
principio a fin. Parece, por momentos, el soundtrack de alguna película de acción,
con efectos SFX incluidos. Y ya hacia el final, se escucha lo más Ambient del
álbum: “Cells & Bells”, que
suena más al Eno del siglo pasado,
con voces decadentes y un sonido que resulta deslumbrante en ciertos instantes.
Con todo ello, queda demostrado que los grandes protagonistas de este álbum son
los efectos en el sonido, la instrumentación y Brian Eno. Si bien Hyde aporta
cosas importantes, como algunas voces y muchas de las guitarras del álbum, la
propuesta no puede dejar de relacionarse con trabajos que Eno ha hecho durante su carrera. Una carrera, por cierto, que en
contra del paso de los años, sigue dando frutos por demás interesantes, y con
resaltantes trabajos de producción, como es el caso de High Life.
Mis favoritas:
1) Return
2) DBF
4) Lilac
5) Moulded Life
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