Charli XCX - Number 1 Angel

En sus facetas más complejas o sencillas, del pop siempre esperamos que nos enganche rápidamente, que sea de fácil disfrute y que nos haga pasar un buen rato. Es un género único en tanto se ha consolidado como una especie de narcótico musical, cuya función es hacernos olvidar todo lo malo que pueda acontecer a nuestro alrededor, haciéndonos sonreír, bailar y creer que es absurdo pasarse la vida pensando en cosas negativas. Pero quienes se dedican al pop saben que el reto no es ese, pues para eso solo basta una escala en modo mayor y un par de armonías que resulten pegajosas. El verdadero reto pasa por crear hits que, con el tiempo, se conviertan en auténticos himnos del género, consiguiendo una popularidad enorme y millones de reproducciones en la web. Curiosamente, aunque Charli XCX conoce a la perfección cómo hacer hits, no ha sido este el caso de Number 1 Angel, su nuevo mixtape, en el que casi nada parece destinado a convertirse en un himno pop.

Casi todos los temas de este álbum están guiados por una ligereza en la narrativa que, en lugar de contrastar, suele llevarse muy bien con el trabajo musical. En "Dreamer", el opening track, Charli hace justicia al título del álbum presentándose como una figura angelical ("Sometimes I just wanna disappear / So then I spread my wings and fly away"), y entonces empezamos a descubrir su propuesta: estrofas, bridges, coros melosos y, en definitiva, nada demasiado interesante. La lógica se repite en "3AM", una colaboración con la danesa MØ que intenta regalarnos melodías catchy y solo logra convertir el coro de la canción en un ruido monótono. Aquí también aparece la temática que da sentido a Number 1 Angel: dilemas amorosos, temas dedicados a un otro en quien Charli se ha fijado o por quien ha sufrido una decepción sentimental. Canciones como "Blame It On You" ("Every lie you tell comes true but I still gonna be with you", se escucha en el coro) o "Emotional" (acerca de una atracción homosexual llena de erotismo y culpa) siguen aquella línea en los versos, lo cual, inevitablemente, se vuelve cansino hacia el último tercio del álbum y podría hacer pensar que estamos frente a una artista que, por dejadez o por efectismo, ha utilizado maneras distintas para abordar una misma narrativa.



Musicalmente, Number 1 Angel propone un resultado híbrido que parte del electropop para mezclarse con ritmos de trap y elementos de synthpop. "ILY2" es quizá lo más cercano a convertirse en un himno pop, con acordes arpegiados de sintetizador, distorsión de guitarras eléctricas y melodías vocales que pueden quedarse en nuestra mente por un buen rato. Otro momento interesante se escucha en "Lipgloss", un tema lleno de energía en que la rapera CupkakKe aporta dinamismo con su flow a la vez que realiza una especie de oda a su vagina ("More flavor than Flavor Flav, my pussy is very brave"). Este es quizá uno de los poquísimos tramos del disco que regalan música un tanto sorpresiva, haciéndonos así olvidar el hastío que genera la predictibilidad del resto de canciones. Sin embargo, lo más destacable de Number 1 Angel llega con "Babygirl", de una influencia funk bastante atractiva que se desperdicia por lo frívolas que terminan siendo las líneas de Charli, quien se dedica a mostrarnos su total disposición para tener sexo con otra persona.

Como no podía ser de otro modo, Number 1 Angel es una producción que invita al movimiento, al goce instantáneo; música hecha para ser bailada y no mucho más. Y es que los diez temas que componen este álbum carecen de aquel aire de originalidad que necesita toda música para perdurar en el tiempo. De inicio a fin, parece que estuviéramos escuchando la obra de una adolescente lo suficientemente ingenua para creer que encontrará el amor en la próxima fiesta a la que asista, en un cruzar de miradas con la persona indicada. Así, queda claro que Charli XCX ha intentado convertir en música aquella lógica tan posmoderna de un producto artístico que es valorado ya no por su sentido, sino por el efecto que pueda generar en quien lo consuma. Aquí no importa mucho lo que se diga o el ingenio en las composiciones, pues toda finalidad queda reducida a entretenernos con melodías y coros pegajosos. Con todo, hay algo que, por lo menos, debemos rescatar: esta vez la británica nos ha dejado una valiosa lección acerca de todo aquello que el pop ya no necesita.