Sergio Díaz De Rojas - The Morning is a River

El arte siempre tendrá algo de místico. Incluso quienes somos escépticos y no creemos en energías positivas ni en inspiraciones sobrenaturales, debemos admitir que, en el arte, todo proceso creativo tiene algo más que pura técnica, algo que trasciende motivaciones y conocimientos, algo semejante a un combustible que da fuerza al artista para inventar y dar forma a lo desconocido. Pocas personas han descrito mejor este fenómeno que el británico Henry James, un escritor con quien la historia ha sido algo injusta, y a quien la literatura contemporánea le debe muchísimo. En su relato The Middle Years, James escribe de los escritores: "Trabajamos en la oscuridad, hacemos lo que podemos y damos lo que tenemos. Nuestra duda es nuestra pasión y nuestra pasión es nuestra tarea. El resto es la locura del arte". Precisamente eso, la locura del arte, es lo que parece haber dado origen a The Morning is a River, un proyecto emprendido por el compositor peruano Sergio Díaz De Rojas y la artista visual alemana Seraphina Theresa. La frase de James, por supuesto, va más allá de la literatura y se inscribe perfectamente a toda expresión artística. Así, es quizá la mejor manera de describir un trabajo como este, pues se trata de mucho más que un EP de cuatro temas.

La obra de Sergio Díaz De Rojas siempre ha tenido al piano como eje central de su construcción. The Morning is a River es su tercera producción y a la vez su primer trabajo colaborativo, pues en esta ocasión comparte protagonismo con Seraphina Theresa, siendo idea de ambos realizar este EP como parte de algo más grande que incluye fotografía, poesía y un intrigante proyecto audiovisual. En lo que a música respecta, sin embargo, el dúo no deja dudas que se trata de un EP que resalta constantemente las virtudes del minimalismo. "In der Sonne flimmert staubige Luft", el primer tema, se convierte progresivamente en un elogio de la armonía expresiva, pues muestra la versatilidad emotiva que se puede conseguir con unos cuantos acordes y melodías de piano. Mientras lo escuchamos, es inevitable pasar de la desolación al entusiasmo y viceversa, a la vez que cada nota empieza a resonar como un golpe y aparecen elementos (emulaciones de instrumentos de viento) que refuerzan algunos cambios de acorde.

Si algo resulta innegable en la música de este proyecto es la capacidad de Díaz De Rojas para generar emociones a partir de las suyas. "Flores de Papel" es un buen ejemplo, nacido de una improvisación en La menor cuyo compás de 6/8 agrega un matiz importante de variedad rítmica al EP. En general, se podría decir que esta es una composición triste, aunque Sergio prefiere añadir un toque de optimismo al tema con un acorde de do mayor en el final. Aquí, por cierto, aparece un efecto ambiental de lluvia que se repite en "Ich bin Himmel, wenn ich den Himmel liebe", el tercer track, en donde nada llama tanto la atención como la ineludible sensación de tensión que genera la progresión armónica, ideada primero por Seraphina Theresa y desarrollada por Díaz De Rojas luego. Esta parte del EP parece estar marcada por una angustia permanente, como si algo muy malo acabara de suceder y estuviéramos a punto de descubrir un desenlace.

El desenlace esperado llega en "Fliedernacht und Birkensaum", una especie de final esperanzador para un EP que, en su mayor parte, suena a melancolía. Sin duda, la misión del último track radica en recordarnos el gran mensaje del proyecto, que se relaciona notablemente con el estilo de composición minimalista que escuchamos: recordar las cosas simples de la vida para, a partir de ellas, encontrarnos con nosotros mismos. El gran reto que supone The Morning is a River pasa por enfrentarnos con nosotros mismos, pues su música logra sumergir al oyente en un profundo estado de reflexión, como si el silencio fuera insuficiente y no existiera mejor acompañamiento para la introspección que las armonías de piano que nos regalan, de inicio a fin, Sergio Díaz De Rojas y Seraphina Theresa. Pero la riqueza creativa de este dúo no se reduce a la música, pues la fuerza expresiva del piano ya es por demás conocida. Se trata, más bien, de entender este proyecto como un ejercicio interdiscpilinario (un músico y una artista visual) capaz de marcar el inicio de un fenómeno interesante y, al mismo tiempo, de consolidarse como un fruto de la voracidad artística, de esa locura del arte que da vida a todo aquello que creíamos inimaginable.