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Anna von Hausswolff - Dead Magic








Puntaje: 15/20
Año: 2018
Sello: City Slang


La primera vez que Anna von Hausswolff se sentó a tocar un órgano tubular fue en una iglesia gótica de Suecia. O al menos así lo cuenta en una entrevista para Noisey, en donde también confiesa un interés casi innato por aquel instrumento, y que pese a no manejar la técnica para dominarlo, bastó un acercamiento intuitivo y apasionado para que se convierta en la herramienta más confiable de su proceso creador. Desde entonces, la música de von Hausswolff se ha caracterizado por una notable presencia del órgano, razón que ha motivado a algún sector de la crítica a catalogar su obra como "pop gótico". Etiqueta arriesgada, sin duda, pero comprensible si escuchamos con atención las composiciones de la artista sueca y, seguidamente, intentamos ubicarlas en algún espectro del infinito universo musical. De siluetas multiformes y digestión poco amigable, sus canciones parecen siempre proponer un conflicto, un encuentro accidentado de ideas concebidas en su natal Gothenburg que llegan hasta nosotros para invitarnos a conocer un estilo musical cargado de misticismo. Es ese misticismo, cuya esencia es difícil de identificar y más aún de explicar, el mismo que ha dado vida a Dead Magic, el nuevo álbum de Anna von Hausswolff y uno de sus trabajos más interesantes hasta hoy.

Durante muchos tramos, la música de Dead Magic parece más el soundtrack de una imaginería religiosa que una producción perteneciente al mundo de la música popular. Puede que el hecho de haber sido grabado en las instalaciones de una histórica iglesia en Copenhague parezca un dato relevante para entender su estética, pero termina siendo una simple anécdota cuando descubrimos las virtudes más esenciales de su propuesta. Una de ellas, y quizá la más provocadora, es la ambición. Desde "The Truth, The Glow, The Fall", primer tema del álbum, von Hausswolff despliega buena parte de su arsenal creativo con una instrumentación sólida de órgano, guitarra eléctrica y batería en una pieza de doce minutos que pasa por varias fases de organización. La primera fase parece estar al servicio de algunos acordes de órgano acompañando la voz de la sueca, mientras que en la siguiente llama la atención un compás de 3/4 firmemente marcado por la percusión. Hacia el final, la tercera y última etapa del tema está construida por muchos efectos de guitarra y una interpretación vocal desgarrada. Algo semejante se propone en "Ugly and Vengeful", tercer track y el más duradero de Dead Magic. Con sus más de dieciséis minutos de música, "Ugly and Vengeful" contiene varios de los momentos más intensos del álbum, sobre todo en sus tramos finales, en los que escuchamos una fascinante fusión de guitarra eléctrica y órgano haciendo sonar las mismas notas al mismo tiempo. Esta mixtura tímbrica, cuya osadía resulta exquisita, da relevancia a una composición que en todo momento parece musicalizar un rito sagrado, una ceremonia de liberación nunca antes probada.



Con excepción de "The Marble Eye", cuarto y único tema instrumental del álbum (basado, además, en texturas polifónicas de órgano que emocionan en sus instantes más álgidos), Dead Magic es un trabajo que encuentra buena parte de su sentido en el desenvolvimiento vocal de von Hausswolff. Más que un ejercicio de canto, sus tracks ofrecen una constante performance, una puesta en escena estremecedora en la que su voz pasa de los chillidos a la entonación más sutil y viceversa. En "The Misterious Vanishing of Electra", por ejemplo, escuchamos una pieza potente con la ya conocida instrumentación de guitarra eléctrica, órgano y batería, pero en la que nada impacta tanto como la interpretación vocal. "My love is not enough to save me", repite Anna von Hausswolff en este tema, mientras su voz suena a veces perversa, a veces agresiva, y otras veces, las más deslumbrantes, totalmente quebrada. Pero también puede sonar delicada y frágil, como demuestran los siete minutos de "Källans återuppståndelse", una canción cuyo título remite a una resurrección, y que sirve como cierre de atmósfera celestial para un álbum de formas más bien sombrías. Gracias a la incursión de instrumentos de cuerda, aquí se logran los minutos más emotivos de Dead Magic, dando forma a un final desgarrador, casi agónico.

Es difícil escuchar un trabajo como este y no pensar que estamos ante uno de los discos más originales y llenos de personalidad que se han lanzado durante el 2018. En Dead Magic, la música de Anna von Hausswolff alcanza sus dimensiones más ambiciosas, más atrevidas, más provocadoras. Es una producción estimulante que nutre la imaginación y propone una escenografía mística, algo parecido a un ejercicio espiritual sacado de un mundo bastante menos frívolo que este. En sus momentos más densos, incluso, sigue sonando interesante, pues nunca pierde su naturaleza enigmática y oscura, de emociones contagiosas y fuerza catártica. Todo ello, por supuesto, no sería posible sin esa extensión del cuerpo de von Hausswolff en que se ha convertido el órgano tubular, pero tampoco lo sería sin su disposición para el canto. Las explosiones melódicas de su voz y la versatilidad expresiva que logran sus armonías de órgano son elementos fundamentales en la construcción de su universo musical. Un universo que jamás había sonado como ahora, y en donde perderse no es una opción, sino un desenlace inevitable.
Anna von Hausswolff - Dead Magic
Aspirante a periodista cultural y crítico musical wannabe. Lleva un tiempo intentando hacerse famoso en internet y hasta ahora nada.

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