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9th Wonder - Zion III








Puntaje: 12/20
Año: 2018
Sello: Jamla


En su versión más primaria, una pieza instrumental de hip hop, también llamada beat, consiste en un patrón rítmico en compás de 4/4 con acentos en el primer y el tercer pulso. Casi siempre, dichos acentos son marcados por los golpes de un bombo y de una tarola respectivamente, golpes que a su vez son acompañados por alguna progresión armónica en constante repetición. Así lo enseñó DJ Kool Herc hace más de cuarenta años con sus breaks, y así nació el género. Con el tiempo, por supuesto, la producción de beats ha ampliado sus posibilidades sonoras, y lo que empezó como un modesto ejercicio de sampling hoy ha devenido en un colorido universo de creación musical. En nuestros días, la música hip hop requiere detalles, ambición, versatilidad, arreglos, composición. Decenas de subgéneros han aparecido en los últimos años, haciendo estallar fenómenos como el lofi o el trap. Por ello, hoy es casi un anacronismo seguir dando vida al clásico boom bap, el hip hop de bombo y tarola que alcanzó su esplendor en los noventa. Todo ello, sin embargo, no parece importarle a 9th Wonder, uno de los productores de hip hop más importantes de la actualidad.

La obra de Patrick Denard Douthit, o 9th Wonder, es un constante elogio de la simpleza, un esfuerzo por recordarnos la autosuficiencia del sampling. Sus beats han dado vida a trabajos de una larga lista de artistas (Kendrick Lamar, Drake, Jay-Z, Anderson Paak, Rapsody o Joey Bada$$, por dar algunos ejemplos), y su estilo se ha impuesto a las exigencias del rap de este siglo. Ocho o menos cortes de alguna canción de soul, unos cuantos drums (samples de bombos, platillos y tarolas) para marcar el compás, una línea de bajo. Y eso es todo. Salvo un par de excepciones, eso es lo que encontraremos en cada instrumental creada por 9th. Llama la atención, por ello, que una fórmula tan elemental como esa le haya significado un lugar en uno de los mercados musicales más duros y saturados: el rap norteamericano. Quizá Zion III, su último beat tape, que cierra la trilogía iniciada por Zion (2016) y Zion II (2017), nos ayude a entender el fenómeno. En esta nueva entrega, Denard Douthit nos ofrece más de cuarenta beats, todos concebidos bajo el mismo concepto que en los álbumes predecesores (títulos con muchos signos de exclamación y samples de soul). El resultado es un trabajo irregular, que tropieza tantas veces como se vuelve a levantar para mostrarnos las dimensiones más exquisitas del hip hop instrumental.

Desde un inicio, Zion III se presenta como una antología personal, una selección del artista que explora su propia obra en busca de tesoros escondidos. Los tesoros aparecen, sin duda, y conforman lo más memorable que deja el álbum. Tracks como "ForFanSoul!!!!", "KillerFunk!!!!" o "ThroughYourSoul!!!!" destilan energía con sus bajos potentes y sus golpes inclementes de kicks, hi hats y snares. Son piezas de un registro único, explosiones rítmicas que capturan la atención y penetran nuestros oídos con vehemencia. La variedad sonora se amplía en "GladAboutIt!!!!!" y "ToBeChopSoul!!!!", ambos con samples de instrumentación colorida (destacan unas pegadizas melodías de trompetas) que 9th Wonder complementa con juegos de voces interrumpiéndose entre sí, casi golpeándose, creando así un desorden que engrandece la originalidad de los beats. Técnicas que, por supuesto, ya dominaban otros productores como Madlib o J Dilla hace más de quince años, pero que ninguno hizo sonar con el desenfado presente en Zion III.


Muy por encima de la energía y la instrumentación, existe un aspecto que nos recuerda por qué la música de 9th es un acontecimiento a tomar en cuenta dentro del universo del hip hop. Y es que el sampling de soul nunca está exento de cierta emotividad. "WalkWithMeFunk!!!!!" lo resume con soberbia. "I like it when you walk with me", declara una voz en este track, una voz melódica, con la velocidad alterada, que parece entregarse al trance de una confesión sentimental. Se trata del sample de una canción de McFadden y Whitehead, soul de los ochenta, música sincera y llena de vida que trataba el tema del amor con un idealismo conmovedor. Con ello, Denard Douthit logra uno de los pasajes más atractivos del beat tape, hip hop instrumental que se disfruta, a la vez, en dos tiempos distintos. Se podría hablar de un presente, haciendo referencia al instante en que escuchamos sus beats, pero sus samples son también invitaciones al pasado, fragmentos imborrables de la tradición musical afroamericana. Cuando 9th Wonder alcanza niveles de producción de esta magnitud, cuando se vale de un simple loop para emocionarnos (cosa que ya ha hecho, de sobra, en otras producciones), su música crece y se torna inmejorable.

La otra cara de este álbum aparece, por lo general, en dos formatos. El primero es el de los beats cuya duración excede su oferta, es decir, que se pierden en sí mismos con loops que dejan de llamar la atención a los treinta segundos. Algunos ejemplos: "DramaBoogie!", "3rdChildhoodBoogie", "JustUsSoul!!!!", "CrushinYallVillas!!!!!" y "LetGoooooo!!!!!!". Todos estos tracks resultan cansinos, con ejercicios de sampling que parecen insuficientes para dar forma a una instrumental de hip hop. A veces, incluso, parece que escuchamos una propuesta un tanto forzada, como si repetir insistentemente un patrón rítmico fuera suficiente para llamarle beat. El problema llega a su punto más crítico en "TakeItBackSoul!!!!", tema que será recordado, seguramente, por encarnar lo más flojo en la carrera de 9th Wonder. Aquí, incluso, se podría sospechar que el productor intenta torturarnos, aturdir nuestra tranquilidad con el alarido de un sample que nunca deja de insistir y parece durar una eternidad. El otro formato es el de los temas con rap. Son solo cinco, y casi todos igual de decepcionantes ("To Jersey" es la muestra más indicativa). La idea es sencilla: el álbum es una excusa para que el mundo conozca a dos nuevos MCs: King Draft y Swank. Sin embargo, sus presentaciones culminan siendo monótonas, opacadas por flows planos, sin variaciones de intensidad en los versos.

Tratar de encontrar un sentido a un trabajo como Zion III es un despropósito. Aquí no hay narrativas ni discursos que enlacen cada uno de los cuarenta y dos tracks que conforman el álbum. Se trata, simplemente, de una compilación, una descarga de beats que debe ser tomada como tal, como una vitrina de exhibición sonora y poco más que eso. Por ello, si algo justifica su existencia será el placer. Esta es música para disfrutar, para seguir sus ritmos y dejarse llevar por un fascinante uso de samples del que es difícil escapar. Las dificultades surgen, no obstante, cuando estos beats pierden su rumbo y no gustan, cuando tropiezan con su propio desarrollo, y entonces las intenciones de una figura como 9th Wonder, que brilla con luz propia en el hip hop, parecen inútiles, motivadas por una necedad misteriosa. Todo lo cual no quita, desde luego, que ojalá hubiera más beatmakers que se atrevan a (o que puedan) lanzar, cada año, un proyecto con una cuarentena de beats. Porque, finalmente, si el boom bap sigue con vida es gracias a esfuerzos como estos.
9th Wonder - Zion III
Aspirante a periodista cultural y crítico musical wannabe. Lleva un tiempo intentando hacerse famoso en internet y hasta ahora nada.

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