Agente Cooper - Pasajeros Eternos

Internet se mueve con el combustible del prejuicio. Gracias a sus inconfundibles algoritmos, cientos de plataformas digitales recomiendan aquello que podría interesarnos en base a lo que hemos visto, escuchado, leído o visitado previamente. Pensemos en Spotify y sus artistas relacionados. ¿Por qué es tan útil eso de "Sus fans también escuchan..."? ¿Por qué, diariamente, miles de personas descubren música a través de esta sección? Por el prejuicio, uno automatizado, que agrupa nombres y títulos de acuerdo al comportamiento de los usuarios. La clave, como en el mundo de los negocios, está en la predictibilidad. Somos usuarios predecibles, seres inofensivos que responden siempre de la misma manera ante los mismos estímulos. La lógica es sencilla: si te gusta J Balvin, no debes dejar de oír a Maluma o Reykon, porque sin duda te van a deslumbrar. Así nos lo propone Spotify, y así nos dejamos llevar mientras nos convertimos en mansos hámsters de laboratorio, o en los clientes perfectos, que al final viene a ser lo mismo. Clientes perfectos para un negocio redondo, que a su vez también necesita propuestas musicales de fácil previsión. Porque así lo exigimos: si escucho a este, que me salía relacionado a este otro, más les vale sonar parecido. Y, cómo no, terminan sonando parecido. Por ello, en un mundo que se rinde ante la predictibilidad, es indispensable que alguien apueste por la incertidumbre, por desafiar el sentido común del algoritmo. En un escenario así, la oferta musical de la banda peruana Agente Cooper resulta, cuanto menos, llamativa. Pasajeros Eternos, su primer EP, es un encendido manifiesto contra las convenciones de la expectativa, contra las formas y estructuras habituales de la música popular.

Se trata de una propuesta experimental, que la misma banda firma como tal y defiende a base de muchos efectos de guitarras y líneas de bajo. Es música desenvuelta y enigmática, como si escondiera siempre un misterio indescifrable, y su desarrollo se decanta, sin titubeos, por los caminos inciertos de la improvisación. Todo ello queda constatado en los cuatro tracks que conforman Pasajeros Eternos, y empieza a sugerirse desde "Luces Fuera", opening del EP. Es una buena idea, en este caso, dejarse llevar por el título, pues escuchar este track es algo semejante a ingresar en una habitación oscura, en donde nada puede verse con claridad ni existe certeza alguna. Sus guitarras, a veces distorsionadas, se dedican a mostrar algo a medias, a exponer ideas de forma incompleta, a jugar con su propia intensidad, con acordes o melodías que no esperábamos y cuyo origen ignoramos. Una experiencia confusa que, sin embargo, sostiene su ambigüedad como aquello que la mantiene con vida. Tras ello, la música toma un rumbo más fluido en "Máscaras (Gala Siniestra)", una aventura auditiva de siete minutos en la que nada interesa tanto como la utilización que se hace de la guitarra, un osado movimiento que convierte a este instrumento en un arma percutiva, y entonces, en un inesperado giro desde lo tímbrico, se pasa de las melodías a los golpes sutiles. Todo ello mientras se sigue el camino marcado por un bajo potente, encargado de esbozar el patrón rítmico del track. De nuevo, el título hace honor a la experiencia: con sus constantes disonancias y su enrevesada interpretación, esta pieza es capaz de ubicar nuestra imaginación en medio de un ritual clandestino, uno turbio y de final imprevisible.



Una vez, en su discurso al recibir el Nobel en 1971, el poeta chileno Pablo Neruda citó a Rimbaud para elogiar los beneficios de la paciencia, esa virtud compleja que sirve para afrontar la vida con entereza. Resumiendo, Neruda afirmó que solo con "una ardiente paciencia" se alcanzarían las condiciones para que "la poesía no haya cantado en vano". Paciencia y poesía. Una relación poco evocada que, sin embargo, resulta fundamental para acercarse a la música de Agente Cooper. Si bien apuestan por un estilo más directo y de no tan complicado seguimiento en "Vibración Boscosa" (un track que resalta, por cierto, gracias a esa constante explosión creativa que propone la banda, siempre en medio de una búsqueda de algo, no queda claro de qué, pero sin duda es algo cercano a la innovación musical), es en la irrupción de "Radiación de Hawking" cuando confirman un planteamiento que avanza a su ritmo, uno sosegado y singular, que procura ir encontrando nuevas vías de expresión sonora a la vez que se extiende en el tiempo. Este tema, el último del EP, muestra un intrigante recorrido de guitarras agresivas y mucha repetición, elementos que se habían dejado escuchar poco o nada en los tracks anteriores. Música que no se apresura y debe seguirse con cautela, pues sus momentos más envolventes se hacen esperar. El arte y la paciencia pueden ser, aquí, aliados fundamentales.

Trabajos como este suelen generar sensaciones distantes. Habrá quienes se sientan atraídos por el sonido de Agente Cooper, y otros que, quizá, se aburran de manera arrasadora. Riesgos frecuentes de la experimentación, pero riesgos, al fin y al cabo, que en este EP se enfrentan con audacia. Si en algo radica la riqueza de Pasajeros Eternos, no solo es en aquel aliento de ingenio que se percibe en cada interpretación, sino en una propuesta que se construye desde el misterio, como si su punto de partida fuera una nebulosa de ideas que se resisten a condensarse. Música inquieta, siempre en movimiento y nunca dócil, que de algún modo aporta una energía valiosa a la escena experimental peruana, le agrega frescura y apertura posibilidades. Con sus evidentes limitaciones (el registro a veces es sucio y su planteamiento descabellado puede alejar más oyentes de los que acerca), Agente Cooper muestra en este proyecto una particular habilidad para sugerir, para exhibir ocultando. Características esenciales, desde luego, en todo proyecto joven que pretenda trascender los límites de lo predecible.